Actualmente, parece haber un interés creciente por un eventual
contacto con alguna civilización extraterrestre. Lo realmente curioso es que
el debate se esté llevando a cabo en ámbitos académicos, como así lo demuestran
los recientes estudios desarrollados por investigadores como el astrobiólogo
Jacob Haqq-Misra.
El hipotético escenario de un contacto ha sido contemplado
por consagradas mentes científicas como la del cosmólogo Stephen Hawking, quien
no se muestra muy optimista con las bondades de una visita alienígena. Más allá
de estas consideraciones, ya se están poniendo sobre el tapete las
consecuencias inmediatas de tal acontecimiento: ¿Cómo trataríamos un
extraterrestre recién llegado a la
Tierra ? ¿como un ser humano o como un animal? ¿Su inteligencia
sería superior a la nuestra? ¿Serían hostiles, pacíficos o simplemente les
importaríamos un rábano?
También podría suceder que los visitantes
fuésemos nosotros. Los extraterrestres podrían haber venido desde muy lejos y
haber establecido una colonia en algún lugar de nuestro sistema solar: un
planeta, un satélite o incluso, un asteroide, que los mantendría bien ocultos a
los ojos curiosos de los terrestres.
La receta ya la había aportado, hace varias décadas, un
investigador, Robert Freitas, autor de varios libros en los que se aborda la
problemática del contacto, al aludir a un protocolo elaborado por los militares
estadounidenses en los años 50.
En aquel momento, el fenómeno ovni estaba empezando a
despuntar y los testimonios sobre avistamientos se multiplicaban no solo por
toda la geografía estadounidense, sino por todo el mundo. La fiebre de los
platillos volantes había llegado y, aunque inicialmente se adjudicó su
procedencia a una potencia extranjera con intenciones hostiles, ya se contemplaba su hipotético origen extraterrestre.
Según Freitas, la Fuerza
Aérea desarrolló un “Plan de siete pasos” para el caso en que
nos encontrásemos algún organismo extraterrestre en nuestro sistema solar. En
aquella década, ya se empezaban a enviar los primeros artefactos fabricados por el
hombre hacia el espacio y esta posibilidad no parecía descabellada.
¿Cómo actuar si hallásemos una colonia alienígena en alguna
luna de Saturno?
Humanos que abducen a alienígenas
El Plan de siete pasos propone que, ante la incertidumbre que
supone desconocer las reacciones de sus habitantes, su grado de desarrollo y si
son o no agresivos, lo aconsejable sería llevar a cabo labores de vigilancia
remota y recogida de datos para conocer algo más sobre su naturaleza y
comportamientos. El análisis de esta información nos permitirían planificar
visitas encubiertas para estudiar más a fondo las características de los
extraterrestres y sus armas.
Una vez hubiésemos llegado a la conclusión de que no son
peligrosos, intentaríamos breves contactos en áreas desoladas, donde no
pudiésemos ser detectados fácilmente. Sería inevitable obtener muestras de su
mundo, recoger especimenes de plantas, animales y, por qué no, capturar a uno de estos
seres inteligentes.
En una etapa posterior, nos aproximaríamos con nuestras
naves a sus ciudades, volando a baja altura, donde pudiésemos ser vistos pero
no alcanzados. Lo ideal es que fuésemos observados por un gran número de individuos.
Daríamos cuenta de nuestra presencia y de que no somos hostiles. Finalmente, se
produciría el contacto cara a cara.
Es fácil suponer la influencia que podría haber tenido este
protocolo, supuestamente elaborado en los albores de la ufología moderna, en la forma de entender el fenómeno ovni. Si su
difusión excedió del ámbito militar, podría haberse producido una contaminación
cultural y, de alguna manera, el comportamiento de los extraterrestres que nos
visitan habría estado guionizado a partir del plan previo. Esto es obvio, por
ejemplo, cuando se propone el secuestro de seres alienígenas para su estudio, a
tan solo unos años de que se produjera la primera abducción oficial de la
historia; la referente a Villas Boas, en 1957, y su encuentro sexual con una
exuberante extraterrestre.
También cabe la posibilidad de que el Plan de siete pasos,
presuntamente elaborado por la Fuerza Aérea
estadounidense, fuese una elaboración literaria de Freitas, como Majestic 12, u
otros tantos mitos que han visto casi siete décadas de ovnis.
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