Las navidades suponen para mucha gente la festividad más entrañable del año. Al margen de las estresantes campañas que
provocan el consumo desmedido y las retenciones interminables de tráfico, estas
fechas invitan al reencuentro y evocan valores como la amistad, la familia y la
esperanza. Pero no es menos cierto que estas celebraciones tan arraigadas en
nuestra cultura están asentadas sobre una serie de acontecimientos mas o menos
históricos que todos los mortales damos por sentados. ¿Nació realmente Jesús un 25 de Diciembre?
¿Quiénes eran los Reyes Magos? ¿Qué fue lo que los guió al pesebre?
En una reciente entrevista, Jesús
Callejo, escritor y gran conocedor de leyendas, dilucidó muchas de estas
cuestiones.
Jesucristo no nació un 25 de Diciembre
Ciertamente, si contemplamos el
belén cuidadosamente ubicado en cualquiera de nuestros hogares, enseguida
podría asaltarnos una pregunta inevitable. ¿Cómo es posible que los pastorcitos
y el ganado aguantaran a la intemperie tan estoicamente? Las noches de invierno
al raso en Palestina eran muy duras. Tampoco parece lógico sacar el ganado a
pastar un 25 de diciembre. En invierno, estaba protegido.
Esto ha hecho pensar a muchos
estudiosos que lo más probable es que el trascendental acontecimiento de la
venida al mundo de Jesucristo haya tenido lugar en otra época del año.
Concretamente, en primavera. ¿Y por qué en primavera?
Una de las pocas fuentes
documentales en las que se describe el momento del alumbramiento es el
Evangelio de San Lucas. En él se dice: “Y
dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un
pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. Es decir, al llegar
José y María a Belén, provenientes de Galilea, no encontraron alojamiento. Este
hecho se podría explicar fácilmente si nos situamos en las fechas próximas a la
Pascua Judía, en torno a Marzo. En esta época del año, los judíos se
desplazaban masivamente a las ciudades para celebrarla.
¿Quién eligió, entonces, el 25 de
Diciembre como el día de la venida del Mesías? Hay que tener en cuenta que esta
fecha coincidía con la celebración del solsticio de invierno. Tal y como nos
comentaba Jesús Callejo: “ Tiene mucho
que ver con una fecha astronómica. A partir de este día es cuando la luz
empieza a ganar terreno a las tinieblas. Por tanto hay un gran simbolismo en
relación a las fuerzas de la luz y de la oscuridad”. Esta festividad ya era muy significativa para los pueblos antiguos,
aún antes de la llegada del cristianismo. Sin ir más lejos, estaba asociada al
nacimiento de dioses como Horus, en Egipto, o Baco, en Roma.
En vez de suprimir tales cultos
paganos, los monjes San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno, decidieron
en el siglo IV, cristianizar esta efemérides. Así, todos contentos.
El enigma de los Reyes Magos
Puesto que esta misma noche,
celebramos un festejo tan emotivo como es de la llegada de los Reyes Magos,
creemos oportuno hacer la radiografía de tan misteriosas figuras. Partiremos
del hecho de su existencia real, a pesar de la escasez de fuentes documentales.
“No existen textos históricos que nos
demuestren su existencia. Hemos de acudir a textos religiosos, tanto a los
canónicos como a los apócrifos” apunta Callejo.
La tradición popular, nos dice que
son tres, que son magos y que vienen de Oriente. Lo cierto es que, si nos
remitimos a los evangelios canónicos, los generalmente aceptados, apenas
encontramos información para resolver estas cuestiones. El único texto, dentro
del Nuevo Testamento, que alude a estos personajes es el Evangelio de San Mateo: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en
días del rey Herodes, vinieron del Oriente a Jerusalén unos magos diciendo
:¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto
en el oriente...”
Ésto es lo único que tenemos. En
ningún momento se indica cuántos eran, aunque en el mismo epígrafe se apunta:”...le ofrecieron presentes: oro, incienso y
mirra”, por lo que muchos deducen que al ser tres las ofrendas, tres serían
los magos.
Sobre si eran magos, hemos de
acudir al término griego magoi, que
significaba astrólogo y astrónomo. Concluimos, por tanto, que eran grandes
observadores del cielo, por lo que no pocos apuntan a que pudieran ser
babilonios.
El título de reyes no tiene
ninguna base y sólo se puede explicar por una vaga -muy vaga- cita de
Tertuliano: “...los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.”
¿De donde venían? Desde luego de Oriente,
tal y como se refleja en el aludido pasaje de San Mateo. Quizás babilonios,
como ya se apuntó. Quizás, provenientes de Persia, la actual Irán, donde,
incluso, hay una leyenda que afirma que, en la ciudad de Saveh, descansan los cuerpos incorruptos de los tres
magos.
Sobre sus nombres: “Figuran en un texto apócrifo, el evangelio
armenio de la Infancia. En él se mencionan los nombres de Melchor, Gaspar y
Baltasar. Fue a partir de aquí, en el siglo IV, cuando se determina que el
número de los reyes
magos fuera tres y no aparece un rey mago negro hasta el siglo XVI. Hasta ese momento, todos eran blancos”resuelve Callejo.
magos fuera tres y no aparece un rey mago negro hasta el siglo XVI. Hasta ese momento, todos eran blancos”resuelve Callejo.
Fuere como fuere, hoy muchos tendremos
la oportunidad de despejar dudas, si tenemos la paciencia de esperar hasta
altas horas de la madrugada, para poder compartir con los monarcas de Oriente la
consabida copa de anís que la caprichosa tradición popular ha querido atribuir,
también, a esta mágica noche.
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