En 2008, publiqué el libro El Reloj del Fin del Mundo
(Ed. Nowtilus). Dedicaba un importante espacio a hablar de un curioso mecanismo
custodiado en la Universidad de Chicago: el reloj de los científicos atómicos.
Un ingenioso mecanismo puesto en marcha desde los días de los primeras pruebas
con armas nucleares, dirigido por científicos concienciados, ya desde una época
tan temprana, con los riesgos de las armas nucleares. La metáfora funcionaba de
una manera muy gráfica. Si ese reloj llegaba a marcar las doce de la noche la
humanidad estaba perdida.
El momento en el que las manecillas estuvieron más cerca
de la medianoche fue en 1953, cuando los estadounidenses borraron un islote del
Pacífico tras lanzar la bomba H: solo a dos minutos. Sin embargo, el mayor
margen fue de17 minutos, en 1991, coincidiendo con el desmantelamiento del
telón de acero y la consiguiente distensión nuclear.
¿El fin de la
Historia?
En aquel momento, el politólogo Francis Fukuyama habló
del fin de la Historia. Quería
decir que, partir de entonces, las relaciones entre los países estarían
influidas por la democracia, la economía de mercado y la ciencia. Prosperidad
para todos. Sin embargo, esa edad de oro preconizada por el académico no
duraría demasiado. No tardaría en llegar el 11-S, anunciando una nueva y brutal
forma de terrorismo y en aparecer nuevos actores atómicos que reclamarían su
sitio en el mundo (Irán y Corea del Norte). Además, nuevos factores se han
añadido a la incertidumbre geopolítica, fundamentalmente las alarmantes
informaciones sobre el calentamiento global.
Así es que el Panelde los científicos atómicos ha decidido volver a mover las manecillas
del reloj hacia el filo de la medianoche
Desde el pasado mes de enero nos encontramos a solo dos minutos y medio.
El motivo según los expertos, son las controvertidas manifestaciones de Donald
Trump, actual presidente de los Estados Unidos, en relación con el uso de la armas
nucleares en caso de conflicto. Hacía 65 años que el puntero del reloj no
estaba tan cerca de las doce.
Durante las últimas semanas, la web de la organización
bulle de información y de sesudos análisis sobre el nuevo escenario que podría,
si el sentido común no está de por medio, desatar un cataclismo de alcance
global.
Ante los incesantes desafíos de Corea del Norte a la
comunidad internacional con sus ensayos balísticos y termonucleares
subterráneos, el presidente del Estados Unidos ha desplazado su armamento
pesado, que incluye a la joya de la corona de su flota militar, el portaaviones
nuclear USS Carl Vinson. La flota se ha dirigido hacia la península de Corea,
amenazando con una intervención bélica si el régimen de Kim Jon-un efectúa otro
disparo de misil.
El escenario recuerda al de la crisis de los misiles de
Cuba, aunque en aquella ocasión los actores eran otros (Krushchev y Kennedy) ,
dos dirigentes inteligentes y dados a la distensión nuclear. Esta vez, las
personalidades de quienes toman las decisiones parecen estar influidas por el
fanatismo y la ausencia de sentido crítico.
Cronología del Reloj del Fin del Mundo. A la izquierda minutos del margen con la medianoche. |
Neo-confucionismo
y marxismo
Muchos analistas tienden a subestimar el alcance de los
acontecimientos. Se minusvalora la capacidad de aguante del régimen norcoreano
o se sobreestima la influencia de otras potencias cercanas a Pyongyang como
China. Un reciente ensayo publicado en el sitio web del Panel de los
científicos atómicos invita, cuanto menos, a considerar que estemos ante un
conflicto enquistado y que la cuerda se tense tanto que pueda romperse en
cualquier momento.
En su ensayo Coreadel Norte de nuevo en las noticias. Tiempo para reflexionar, Dan
Drollett cita a Bruce Cumings, un historiador de la Universidad de Chicago que
conoce profundamente la región. El académico no cree que el régimen asiático
vaya a colapsar a corto plazo, como se suele pensar por el mero hecho de que se
trata de uno de los últimos gobiernos comunistas del mundo y se han quedado
solos. Y en parte es debido, según el experto, a que Corea del Norte ya hace
tiempo que se escindió de la doctrina marxista-leninista que formó parte del
estilo de las administraciones anteriores.
Kim Jon-un, Líder Supremo de la República Popular Democrática de Corea |
Según Cumings, "En los últimos tiempos se ha
reavivado una antigua tradición confucionista que ha estado presente en la
dinastía Choson por siglos
(1392-1910). Esta tradicional escuela de pensamiento establece que el Estado
tiene su modelo en la familia, con un líder que ejerce de padre del pueblo y su
principal función es educar y
transformar a los sujetos a través de reglas morales y el ejemplo
personal". Además, añade:
"Entre otras cosas, el neo-confucionismo
enfatiza claramente el establecimiento de jerarquías bien definidas, una
burocracia centralizada, la obediencia al Estado y la estabilidad social. Corea
del Norte ha evolucionado hacia una moderna forma de monarquía que, junto con
el cuarto ejército más grande el mundo, mantiene a su sistema de gobierno
estable, aunque todo lo demás se desmorone".
El fanatismo y, sobre todo, el deseo de Trump de sacar
músculo, tras haber alcanzado cien días de gobierno sin ningún logro, al
enfrentarse a la voluntad férrea de un régimen avalado por cientos de años de
tradición histórica, con una visión del mundo fuertemente idealizada y
diametralmente opuesta a la occidental puede llevar al mundo a un completo
desastre. En un conflicto nuclear no existirán los escenarios locales. No hace
falta más que una detonación para que la guerra adquiera dimensiones globales.
Mientras, el reloj hace tic tac...
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