La película “It” ya lleva camino de convertirse en una de las más taquilleras de la historia en cuanto a género de terror. Las razones por las que este film pueda convertirse en una obra de culto dentro de unos años tiene que ver con algo tan simple como su capacidad de aterrorizar, empleando para ello un recurso tan gráfico como la figura de un payaso. La película de Andrés Muschietti es un despliegue visual abrumador. Cuando Pennywise aparece en la pantalla se produce en tu interior una pequeña conmoción, una especie de seísmo. Muschietti, y más allá de él, Stephen King, a quien pertenece la historia, ha sabido apretar la tecla adecuada para que nuestros miedos más profundos se manifiesten en la película.
El nuevo hombre del saco
“It” habla de eso, de temores universales. De aquellos que nos han atenazado cuando éramos niños y, en muchas ocasiones nos los llevamos a la etapa adulta sin haberlos metabolizado: el miedo a estar solo, a la enfermedad, al rechazo social...el propio miedo a los payasos, un problema que se conoce como coulrofobia. Pennywise es una expresión moderna del hombre del saco (al igual que el más moderno Slenderman). Secuestra niños y se los lleva a una especie de inframundo para devorar su carne.
Las razones por las que Pennywise, que se presenta a sí mismo como un divertido payaso saltarín, puede resultar terrorífico obedecen a la popularización del payaso malvado que hizo Stephen King en la novela homónima de 1986.
Posteriormente, la cultura ha hecho aportaciones al imaginario colectivo a través de series, películas, videojuegos e incluso la música (algunas bandas de heavy metal emplean esta indumentaria en sus performances).
Pero más allá de estas consideraciones, Joseph Campbell habla en El héroe de las mil caras (1972) de un arquetipo. Según el mitólogo y escritor estadounidense, en la mitología el payaso y el diablo están inextricablemente unidos. Se trata de un embaucador y un tramposo que hará lo posible para no seguir la normas de comportamiento (¿alguien se está acordando del Joker de Batman?).
En cualquier caso, el pánico se desata cuando estamos ante alguien del que no podemos adivinar su rostro. ¿Dónde empieza la piel y dónde termina el maquillaje? En una época en la que nos hemos acostumbrado a vivir entre constantes amenazas terroristas, esto no es poca cosa.
Los payasos toman la calle
Los payasos toman la calle
En el otoño de 2016, se desató un episodio de histeria global, aunque de forma más singular en Estados Unidos, cuando cientos de personas salieron a la calle vestidos de payasos ejecutando las más diversas escenas públicas. Algunas ciertamente eran inquietantes.
Así, en septiembre de ese año, una mujer declaró que un payaso se acercó a su coche cuando estaba aparcada en Lucedale, Mississipi, y tocó en su ventana. En White Hall, Arkansas, se dieron reportes de payasos vestidos con un mono naranja y portando un machete. En Beauregard, Alabama, un chico de 16 años hizo una serie de amenazas terroristas a través de una página de Facebook que se llamaba “Kaleb Klown”. Aseguró que irrumipiría en un instituto armado con armas de fuego y amenazó a los profesores. En Newman, Georgia, se pudo ver a un payaso por la calle con un hacha y gritando a la gente.
Twisty, el perverso payaso de la serie Amercian Horror Story, ¿una evolución de Pennywise?
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En Canarias también se dio este fenómeno, concretamente en Telde, Gran Canaria, aprovechando. la proximidad de la festividad de Halloween. Estas circunstancias obligaron a la propia policía española, ante un posible episodio de histeria social, a recomendar no compartir ese tipo de publicaciones en redes sociales y recordar que estamos en nivel 4 de Alerta Antiterrorista, por lo que salir a la calle con el rostro tapado y en actitudes sospechosas puede ser peligroso. Además, según el artículo 22 del capítulo IV de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal se considera que es punible "ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las circunstancias de lugar, tiempo o auxilio de personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la impunidad del delincuente".
Que los payasos salieran de la pantalla al mundo real parecía inevitable, según los estudiosos del folclore moderno. En varios ensayos, el escritor Francisco Jota-Pérez habla de un fenómeno cultural conocido como hiperstición, que viene a ser algo así como el proceso por el cual personajes o sucesos que pertenecen al campo de la ficción cobran vida real. Ahora ha ocurrido con los payasos, como ya sucedió hace años con Slenderman, otro hombre del saco, en este caso salido de las webs creepypasta en 2009. En 2014, Slenderman se apoderó de la voluntad de dos adolescentes de 12 años, en Wisconsin, para apuñalar hasta casi la muerte a una amiga (eso es por lo menos lo que alegaron las dos crías). Después cobró vida propia en nuestro mundo físico, y en 2015 fue vista en los bosques de Cannock Chase (Inglaterra), levitando entre los árboles, o a los pies de la cama de algunos de sus vecinos durante la madrugada.
Que los payasos salieran de la pantalla al mundo real parecía inevitable, según los estudiosos del folclore moderno. En varios ensayos, el escritor Francisco Jota-Pérez habla de un fenómeno cultural conocido como hiperstición, que viene a ser algo así como el proceso por el cual personajes o sucesos que pertenecen al campo de la ficción cobran vida real. Ahora ha ocurrido con los payasos, como ya sucedió hace años con Slenderman, otro hombre del saco, en este caso salido de las webs creepypasta en 2009. En 2014, Slenderman se apoderó de la voluntad de dos adolescentes de 12 años, en Wisconsin, para apuñalar hasta casi la muerte a una amiga (eso es por lo menos lo que alegaron las dos crías). Después cobró vida propia en nuestro mundo físico, y en 2015 fue vista en los bosques de Cannock Chase (Inglaterra), levitando entre los árboles, o a los pies de la cama de algunos de sus vecinos durante la madrugada.
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